Mi Compañia Liberada.

Me desperté sobresaltado, con sudor frío y ese gusto a veneno en la boca. Este tipo de sensación era algo recurrente, dormir tranquilo se había convertido en un mito lejano y añorado. Apenas se me quito el sopor del sueño y abrí los ojos, la vi parada allí, como siempre estaba: mirándome llena de pena y tristeza. Dirigí la vista hacia la ventana detrás de ella y vi que era otro día gris, con llantos del cielo que arrojaban un paisaje lúgubre sobre la ciudad.

De forma impulsiva, desesperada y asqueada de seguir en esa rutina tortuosa, la miré y le grité: -¡Vete de aquí! No quiero que estés más cerca de mi.- Solo se quedo en silencio, como siempre hacía. Me dedicó una mirada llena de pena y de lástima. Esa mirada me hizo reflexionar, y más calmado añadí: -Lo siento. Sé que tú tampoco quieres estar aquí conmigo.-

Ese día, por alguna extraña razón, estaba fastidiado. Sentía de verdad que no podía soportar más la situación. La desesperación, la ansiedad, esa angustia que me oprimía el pecho hasta que el dolor se volvía físico… todo se volvió totalmente insoportable. Tenía que hacer algo, liberarla de alguna forma de la maldición que tenía de estar atada a mí.

Me levanté del lecho, y sin dudar me paré frente al espejo para mirar la imagen que me ofrecía, carcomida por el dolor y el pasado. Giré la cabeza y la vi nuevamente. Seguía en el mismo sitio, en la misma posición, callada y observando de la misma forma, con una quietud tal que podría llegar a confundirse con una estatua.

-Hoy se termina tu encierro. El día de hoy tiene dos caras: una blanca por tu liberación y otra negra por mi destino, pero al menos ya no es gris...- Las últimas palabras salieron de mi cuerpo con apenas más que un susurro. De repente sentí un aliento frío en la nuca, y aunque sabía que era ella y sabía lo que me esperaba, tuve que hacer acopio de todas mis fuerzas para no girarme. La Parca, después de tantos años de solo visitarme, había venido al fin a buscarme, pero yo no sentía paz por mí sino por ella. En mi última exhalación la miré y por fin vi como mi querida soledad era libre.
Fuente Fotográfica: Deviant Art

Comentarios

Entradas más populares de este blog

El delirio de un suspiro

Prisión

Días de Paz. Parte 1: Tregua.